El crecimiento empresarial sostenible es vital por varias razones, pero la principal es porque actualmente nos encontramos en un punto de inflexión donde los recursos naturales se están agotando y la presión social para actuar de manera responsable es mayor que nunca. 

   En el paradigma financiero representa una gestión que busca armonizar el progreso económico con la responsabilidad social y la protección del medioambiente. 

La noción de sostenibilidad en las finanzas corporativas se refiere a la capacidad de una empresa para mantenerse rentable y competitiva en el tiempo, sin agotar los recursos físicos, humanos y financieros de los que depende. Este concepto va más allá de la pura rentabilidad financiera, e incluye aspectos como la eficiencia en el uso de los recursos, la minimización de los impactos negativos en el medio ambiente, y la contribución al bienestar de la comunidad.

En este sentido, una empresa sostenible es aquella que integra la sostenibilidad en su estrategia de negocio, en sus operaciones y en su cultura corporativa. 

Un informe de 2020 de McKinsey reveló que las compañías con altas calificaciones ESG (Enviromental Social Governance) superan financieramente a sus competidores, demostrando con creces la rentabilidad de prácticas sostenibles.

Desde 2018 hasta 2025, BBVA está movilizando hasta 100.000 millones de euros para apoyar proyectos u operaciones en los mercados que generen beneficios para el medio ambiente, infraestructuras sostenibles, emprendimiento social e inclusión financiera.

Para poder optar a este tipo de financiación cada empresa debe implementar una estrategia adaptada a su situación y necesidades en función de su tamaño y sector.   Las preguntas que la compañía debe hacerse pueden estar relacionadas con la mitigación y adaptación al cambio climático, el ahorro ambiental de los recursos energéticos, la gestión de los residuos, la transición a una economía circular, la prevención o el control de la contaminación. 

Otra ventaja de la sostenibilidad es que puede facilitar el acceso a la financiación. Los inversores están cada vez más interesados en las empresas sostenibles, ya que pueden ofrecer rendimientos más estables y menos riesgosos a largo plazo. Además, existen cada vez más instrumentos financieros, como los créditos verdes y los préstamos ESG, que están destinados a financiar proyectos sostenibles.

Estos productos financieros pueden incluir tasas de interés más bajas o incentivos para alcanzar ciertos hitos de sostenibilidad, lo que puede mejorar el flujo de caja y las finanzas generales de la empresa.

Las empresas sostenibles a menudo disfrutan de una mejor reputación y una mayor lealtad de los clientes, lo que puede aumentar las ventas y los ingresos. Esto, a su vez, fortalece la posición financiera de la empresa y su capacidad para acceder a financiación en términos más favorables. 

Para conseguir financiación sostenible es importante identificar los puntos débiles y fuertes del negocio, investigar las opciones en el mercado y, desde luego, contactar con un asesor especializado. No dudes en contactarnos si necesitas ayuda para tu proyecto.

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